jueves, 22 de enero de 2009

Lo que heredamos los evangelicos! si o si!

Usted estará de acuerdo conmigo en que la historia la protagonizan los hombres… ¡Y la escriben también! Para mi Genghis Khan fue un bárbaro y cruel mongol, pero para la mayoría de los chinos y orientales ¡fue un héroe! ¿?... Napoleón tiene hasta hoy, al igual que ¡Hitler y Stalin también! … los criminales de guerra servios o los africanos contemporáneos también pasaran a la historia ¡con firmes seguidores! A nosotros los evangélicos nos enseñan en la iglesia que la única historia creíble es la Biblia y así y todo, ¿Cuántas religiones y hombres han distorsionado al grado de ocasionarnos confusión en conceptos contradictorios?
Los realmente interesados en investigar (que son pocos), se ven obligados a leerse los pasajes en varias ediciones antiguas y modernas para llegar a un punto intermedio. A cuantos como a mi nos enseñaron que somos “occidentales” gracias al imperio de Roma o a los Reyes Católicos o que seamos “blanquitos o caucásicos”. También aquí en el continente nos bautizaron como “latinos”, por una asimilación de lenguas que provienen del “latín”, una geringoza que usan los curas católicos en sus misas y que nadie entiende “papua” del asunto. Solamente teólogos católicos y sacerdotes estudiaban el latín para confundir los mensajes bíblicos que justamente contradicen mucho de la liturgia que se conoce en la mayoría de las iglesias, llenas de vírgenes y santos de palo. Pero eso si, todos somos americanos porque nacimos en “las indias” de Colon, del centro o del Sur, da lo mismo y ¡ahora les diré porque!
Porque no se nos dice que “heredamos” un calendario “cristiano” a la usanza greco-romana y cada día de la semana que nombramos, (entre ellos Júpiter, Marte, Saturno, Luna, etc. representa a uno de los dioses mitológicos de Roma o de Grecia, dioses adorados en toda su existencia por esos pueblos, al menos hasta el siglo V, cuando ya se habían arraigado, mezclándose con el “cristianismo” romano y medieval. Allí hay metidas raíces también de Babilonia, con adoración al Falo (obeliscos), con festejos de Rómulo y Remo, Apolo, Hércules, Afrodita, Diana y Neptuno. Hasta la gran fecha del Dios Sol (25 de Diciembre) lo asignaron al “supuesto nacimiento” del “niño Jesús”, una figura tierna y decorativa para otra gran fiesta pagana. Algunos meses también llevan nombres místicos de dioses mitológicos, (Janus, Venus, Mercurio). Y que decir de cambiar el séptimo día santo de los Diez Mandamientos por el “domingo católico” sin la minima mención bíblica de poder cambiar. Claro, la parte positiva es que al menos honraron la llegada del Mesías, tomando el inicio de una era mesiánica, con un error de aproxidamente cuatro años, según la mayoría de los teólogos no católicos. Hay infinidad de incongruencias y absurdos en la historia del cristianismo y son muy largas de enumerar en un solo escrito. La influencia romana entre los protestantes y evangélicos sigue siendo impactante, en algunas más y en otras menos.
En la heredad también recibimos el poder papal, representando al apóstol Pedro en la tierra, el que según interpretaciones erróneas recibió las llaves de la iglesia y fue su fundamento. ¿Cuanta apostasía seguiremos atesorando?... ningún hombre puede ser sucesor de Pedro, y porque Pedro no fue divino, solo hay un ser al cual aferrarse con toda la fe posible… es el Mesías, Yeshúa, Jesús, el Verbo, el León de Judá, El Salvador, el Yo Soy, el Saddai o como quiera llamarlo. Para El es que hay un trono celestial en el Nuevo Mundo. Y para reinar con El, y con Israel, pueblo de YHWH, tenemos que ser elegidos y para ser elegidos debemos apartarnos de las falsas doctrinas y complacer al Padre, viviendo en la gracia pero honrando su Ley. Mientras yo escribo esto (1999) estoy renunciando a la cruz como símbolo de cristiano, tomando distancia a las religiones e imposturas de hombres carnales, a liturgias paganas, a las ceremonias y cultos tradicionales, con costumbrismos y con rituales emocionales y mundanos, a falsos profetas y a pastores asalariados, que se acuerdan de “la ley” solo para exigir el diezmo. Dos corrientes hay para seguir hacia los tiempos finales; una buscará y pactará con Roma, la “ciudad de las siete colinas”, que seguramente se aliara con el Islam, y la otra (los menos) será atraída hacia Tierra Santa, a las “12 puertas (tribus) de Jerusalén”, la física y la espiritual, injertándose en el “rico árbol del olivo”. Se asombraría usted del creciente remanente fiel que hay en el secularismo actual haciéndose estas mismas preguntas, y a consecuencia de nuestra “heredad cristiana conciliar” manifiesta, apostólica y evangélica, que no nos atrevemos a cuestionar… ¡todavía!.
ROPA “El Pescador” 1999

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